Victor H. Olmsted, al frente de la U.S. Crop Reporting Service (Halftone Print, 1912, fotógrafo desconocido)

✍ Alenmichel Aguiló

Los oficiales del Censo de 1899 consideraban, como hemos visto en una publicación anterior, que los censos realizados durante la dominación española carecían de la calidad suficiente y solían llamarle al que estaban llevando a cabo “el primer censo de Cuba”. Tanto en este como en el que sería “el segundo censo de Cuba”, en 1907, los EE. UU. y sus especialistas desempeñarían un rol protagónico, y uno en particular, Victor H. Olmsted, sería pieza clave en la conducción de ambos procesos.

Victor Hugo Olmsted (1853-1925) fue designado subdirector del Censo de Cuba de 1899 y sería él quien viajaría a la isla para fungir como máxima autoridad en el terreno. Olmsted era abogado, pero se había especializado en estadísticas y llegó a ser una autoridad internacional en el tema, pues en 1903 participaría en el censo de Filipinas y llegaría a ser el director general del censo cubano que tuvo lugar durante la segunda ocupación, en 1907. Se destacaría también como Estadístico Jefe del Departamento de Agricultura de los EE. UU.

En su informe particular sobre el censo de 1899 ofreció una sucinta cronología de su trabajo en Cuba en la cual nos apoyamos.

Su nombramiento como Subdirector del Censo por el Secretario de Guerra ocurrió el 17 de agosto de 1899. El día 30 ya se encontraba en La Habana con muebles, artículos de escritorio, planillas y otros materiales, acompañado por los empleados que lo asistirían (un escribiente, un taquígrafo en español, cuatro dependientes).

La primera tarea sería determinar los distritos de enumeración junto a los inspectores provinciales, pero careciendo de información estadística y geográfica previa que fuera confiable. El 14 de septiembre se completó la subdivisión preliminar de la isla en 1315 distritos.

El mismo 14 de septiembre Olmsted cerró la oficina provisional que había creado en el Palacio del Gobernador Militar de Cuba (antiguo Palacio de los Capitanes Generales) y se dirigió a Santa Clara donde estableció las oficinas permanentes de la dirección nacional del censo.

El 16 de octubre ya los Inspectores habían recibido los materiales necesarios y los enumeradores habían sido nombrados y entrenados, habían prestado juramento y recibido las tablas y el material de trabajo, de modo que pudo comenzar la tarea de enumeración en toda la isla salvo contadas excepciones.

Durante el progreso de la enumeración fue necesario crear nuevos distritos o combinar algunos de los originales. El 30 de noviembre, fecha de terminación del proceso de enumeración, el total ascendía a 1607 distritos (292 más que al inicio). Por provincias se había comportado del siguiente modo:

Pinar del Río: de 143 a 160 (+17)

La Habana: de 356 a 366 (+10)

Matanzas: de 201 a 239 (+38)

Santa Clara: de 295 a 374 (+79)

Puerto Príncipe: de 84 a 135 (+51)

Santiago de Cuba: de 236 a 333 (+97)

Muchos enumeradores finalizaron sus trabajos antes del 1 de noviembre, de modo que, según Olmsted, de haberse podido hacer desde el principio una subdivisión mejor informada de la isla, el trabajo general de levantamiento del censo se habría terminado con mucha antelación, en no más de 30 días, por el buen orden, disciplina y entusiasmo que mostraron tanto los empleados cubanos como la mayoría de la población.

No obstante, el trabajo pudo ser terminado en la fecha que había sido prescrita de antemano y se procedió al escrutinio detallado de la información recopilada con el fin de corregir errores y suplir omisiones. Los documentos ya revisados fueron enviados a las oficinas de Santa Clara y el 7 de enero de 1900, embarcados hacia Washington por el puerto de Cienfuegos en cajas reforzadas con hierro.

El 15 de enero Olmsted llegó a Washington con los documentos del censo y el personal que lo había acompañado a Cuba. Iniciaría entonces el proceso de tabulación y análisis de los resultados. El informe final tardaría aún cierto tiempo, pero pudieron ser enviados informes parciales sobre los datos de población al Gobierno Militar de Cuba, para proceder a las elecciones municipales de junio de 1900.

Cada uno de los seis inspectores cubanos elaboró un informe particular sobre el desarrollo de los trabajos con relación de los problemas y vicisitudes enfrentadas a lo largo del proceso. En próximas entregas revisaremos su testimonio respecto al censo en sus respectivas provincias.

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