Ilustración de José Luis de Cárdenas.

¿Qué tiene que ver una tienda en dólares con la libertad de los presos políticos?

Aparentemente nada, pero en Cuba, donde la economía es una política carcelaria, todos somos rehenes y mercancía.

Especialmente si haces algo por ser rehén.

Ya lo de mercancía es cosa de nuestra irresponsabilidad social y nuestro desparpajo como pueblo.

¿Fueron rehenes nuestros antepasados del XIX?

¿Y los del XX? Los de la República, que algún historiador oficial ha puesto el mote de “rigurosamente vigilada”…

¿Y quién la vigilaba?

El pueblo que compra, manda.

No, no lo dijo un economista liberal.

Lo dijo José Martí, el arquitecto de la República de Cuba libre.

El Delegado del Partido Revolucionario, que reunió miles de dólares para llevar la guerra a Cuba y conquistar la independencia definitiva.

El que acuñó, con su rostro, la moneda del peso cubano, que llegó a valer tanto o más que el dólar.

Sí, sí, en la República que alguien vigilaba, hasta el descuido del ’59.

¿Quieres saber cuánto vale un peso ahora?

Mejor nos llegamos a 3ra y 70, donde por unos cuantos verdes nos podremos comprar hasta la Estatua de la Libertad.

Que por cierto, era francesa. Gente conflictiva que protesta por la escasez de mostaza.

Pero claro…

La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio.

¿Otra vez Martí?

Siempre Martí, que fue preso político y se hizo un anillo con el hierro de sus grilletes.

En Cuba van a excarcelar a quinientos presos políticos como si fueran rehenes.

En cambio, la palabra Cuba, que debiera ser sagrada, será retirada de una lista que la vincula al terrorismo.

Los terroristas, por tanto, podrán seguir manchando la palabra, mientras predican la dolarización sin democracia.

Del destino de los presos excarcelados o de los que seguirán en prisión, nadie habla.

A ellos nadie les preguntó si estaban de acuerdo.

Claro, son rehenes, como tú y como yo, con un grado más alto de la dignidad, por haber padecido los grilletes.

¿Ya te hiciste tu anillo?

Terrible es, libertad, hablar de ti para el que no la tiene.

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