Este libro es una de las tantas posibilidades que irradian de un proyecto como Cuba Constituyente 1901, la serie en la que el podcaster, historiador y jurista Alenmichel Aguiló se ha impuesto la formidable tarea de aproximarnos a ese momento de la historia de Cuba en la que nos constituimos en República. Es, a la vez, un libro doble. Por una parte, el justo homenaje de Aguiló a la vida y obra del constituyente Eliseo Giberga, rara avis en un ambiente marcado por el legado del separatismo. Por otra, la antología de discursos de quien fuera uno de los más reputados oradores que ha dado la isla. En consecuencia, las lecturas pueden ser en órdenes muy variados. Lo que puedo anticipar al lector es la alta probabilidad de que este libro lo ayude a desintoxicarse de ciertos vicios de la historiografía nacional, como ese que ha condenado por demasiado tiempo a los autonomistas como Giberga.
Mario Ramírez


