Collage: Miguel Ángel Quevedo, Rafael Díaz-Balart y José Antonio Echeverría.

La carta de Quevedo

Miguel Ángel Quevedo.

Como un movimiento cíclico que parece no agotarse, circula en las redes sociales una supuesta carta escrita por el director y antiguo dueño de la centenaria revista Bohemia, Miguel Ángel Quevedo, redactada aparentemente pocos días antes de suicidarse el 12 de agosto de 1969 y que se presenta como su testamento político.

La carta es de un estilo depurado y muy contundente, maneja demasiadas verdades para todos los que hemos padecido la transformación de la supuesta revolución redentora, pero muchas de las personas cercanas al exdueño de Bohemia han desmentido que Miguel A. Quevedo redactara esa carta.

Antes de este trabajo, el último que escribió sobre el tema fue el periodista Wilfredo Cancio Isla, quien entrevistó a Lillian Castañeda[1], viuda del periodista Carlos Castañeda, un cercano colaborador de Quevedo desde la década del 50 y quien lo acompañó en el exilio y en la fundación de Bohemia Libre en Nueva York.

Lillian Castañeda le expresó a Cancio Isla en 2020 lo que reiteró a este servidor en privado en más de una ocasión: «La carta es apócrifa, no coincide ni en estilo ni forma con la manera en que escribía Quevedo».

La viuda de Castañeda expresó que tanto ella como Rosa Quevedo, la hermana del dueño de Bohemia, se juraron mutuamente que harían todo lo que estuviera a su alcance para desmentir que uno de los más conocidos magnates de la prensa cubana, fuera el autor de esa misiva.

«Fui amiga de Rosa Quevedo y le prometí que cada vez que viera esa carta apócrifa de su hermano, escrita por una persona malvada, lo denunciaría… y así lo he estado haciendo cuando me la encuentro publicada en alguna parte. Seguiré cumpliendo mi promesa con Rosa siempre que esté a mi alcance», expresó la viuda de Castañeda a Cancio Isla.

Lillian Castañeda tiene en su poder cartas que Quevedo enviara a su esposo en la década del 60 y asegura que su estilo y la forma en que eran redactadas no guardan similitud alguna con el supuesto testamento político que tanto se ha difundido. Agustín Tamargo, otro periodista que ganara notoriedad en el exilio y trabajara con Quevedo en Bohemia Libre, siempre aseguró que esa misiva era apócrifa.

Los que aseguran que la carta es apócrifa, le atribuyen su verdadera autoría a Ernesto Montaner, el padre del descollante intelectual cubano -ya fallecido- Carlos Alberto Montaner.

Quevedo, por su parte, decidió suicidarse en su apartamento de Caracas, Venezuela, agobiado por las deudas y por la pérdida paulatina del control de su revista, que había sido la de mayor circulación en Cuba y una de las más prestigiosas de América Latina.

Bohemia había realizado la proeza de sacar un millón de ejemplares en su primera edición de enero de 1959. Pero Quevedo, en desacuerdo con el rumbo comunista que estaba tomando el nuevo régimen, decide asilarse en la embajada de Venezuela en el verano de 1960 con el objetivo de abandonar Cuba. Tal vez nunca pensó que sería una salida sin regreso.

Bohemia celebró -como prácticamente todos los medios de prensa del momento- la huida de Batista y la llegada de Castro al poder. Su estilo sensacionalista estampó en aquella conocida «Edición de la Libertad» la falsa afirmación de que durante la dictadura batistiana habían muerto 20 mil cubanos, una cifra que luego la propaganda del castrismo ha repetido sin cesar y que ningún investigador serio la valida como cierta.

Casi todos los que conocieron a Quevedo y aseguran que esa carta de despedida es apócrifa ya han fallecido. El vertiginoso auge de las redes sociales ha hecho que el documento siga difundiéndose y atribuyéndosele de manera errónea. Quevedo tuvo el final más trágico de todos los dueños de medios de prensa que en condiciones muy adversas debieron comenzar una nueva vida en un exilio del cual no regresarían.

La profecía de Díaz-Balart

Rafael Díaz-Balart

Otro documento del que tampoco existe una copia original y ha tenido bastante difusión por internet es el supuesto discurso de Rafael Díaz-Balart en el Congreso cubano en 1955, donde este expone su oposición a amnistiar a los moncadistas y profetiza la implantación de una dictadura totalitaria por parte de Fidel Castro, que duraría al menos 20 años.

Tanto el articulista Arnaldo Miguel Fernández desde el exilio[2] como el historiador oficialista Eliades Acosta Matos[3] han desmentido que Díaz-Balart se opusiera de manera tan vehemente a la amnistía. No sólo en el Diario de Sesiones del Congreso en su Sesión extraordinaria del 3 de mayo de 1955 no aparece ese discurso durante el debate parlamentario[4], sino que Díaz-Balart apoyó sin reservas amnistiar a los moncadistas.

En dicha sesión participaron 91 congresistas y sólo uno, José A. del Toro Cabrera, decidió votar en contra de la Proposición de Ley de Amnistía sobre Delitos Políticos, debido a sus reservas sobre algunos aspectos técnicos y de interpretación de la ley, no porque se opusiera a que los asaltantes del cuartel Moncada fueran amnistiados.

El investigador Arnaldo Miguel Fernández considera que fue el propio Díaz-Balart quien creó esta falsedad, tanto en entrevistas concedidas a historiadores como Rafael Antonio de la Cova, como en libros publicados en su largo exilio miamense, que recogieron su intensa actividad política en la Cuba republicana.

Lo que no está claro para este servidor es si fue Díaz-Balart el creador del apócrifo discurso, o fue otra persona quien lo redactó por él y se lo atribuyó con su tácito apoyo.

Si intentamos situarnos en aquel momento se podría entender que en 1955 las posibilidades de que Castro, al estar preso y aislado en Isla de Pinos, pudiera alcanzar luego el poder e hiciera huir a Batista apenas cuatro años después, parecía una quimera inalcanzable. Muy pocos podían imaginar que en un abrir y cerrar de ojos el hecho se convertiría en una realidad inobjetable.

El testamento político de José Antonio Echeverría

José Antonio Echeverría.

Si los dos documentos mencionados anteriormente fueron concebidos y creados fuera de Cuba, hay un tercero que a todas luces se gestó y difundió al interior de la isla y que por muchos medios de propaganda ha sido presentado como el testamento político del mártir y líder estudiantil José Antonio Echeverría.

Sin embargo, ningún investigador ni persona cercana a Echeverría ha podido esclarecer el origen de ese documento y si realmente fue escrito por uno de los más conocidos presidentes de la FEU.

El primer cuestionamiento a la autenticidad del documento lo expresó en 2009 Julio García Oliveras, en una entrevista con la revista Temas con motivo de los 50 años de haber tomado Castro el poder: «En el campo de la Historia también ha brotado el marabú. Lo más doloroso para mí es lo relativo al conocido ‘Testamento’ de José Antonio, del cual no tengo ninguna prueba de su autenticidad, aunque incluso dio lugar a un incidente político en el que Fidel tuvo que intervenir»[5].

Años después, específicamente en 2016, García Oliveras sería más categórico y le afirmaría al investigador Ranfis Suárez que ese documento no lo redactó José Antonio Echeverría y que él se inclina a pensar que alguien en su nombre lo elaboró después de 1959[6].

El historiador exiliado José A. Álvarez, autor de la obra Fidel Castro y el Directorio Revolucionario, hace ver que tanto los biógrafos oficiales de Echeverría, como los que compartieron con el líder estudiantil nunca han esclarecido en qué momento y cómo redactó ese documento, supuestamente elaborado pocas horas antes de dirigirse a la emisora de Radio Reloj el 13 de marzo de 1957, día de su asesinato.

El documento original nunca se ha mostrado, por lo que Álvarez sugiere que es apócrifo. Ese investigador maneja una tesis con la que coincido. El supuesto testamento político se elabora años después para hacer creer la supuesta confluencia de ideales y métodos entre el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario, entre José A. Echeverría y Fidel Castro, cuando otras obras históricas[7] aseguran que Echeverría y Castro se habían disgustado casi de manera irreconciliable en los primeros meses de 1957, debido a que el líder estudiantil no apoyó el desembarco del yate Granma y Castro se lo recriminó duramente en una carta en la que llegó a calificarlo de “cobarde”.

Lamentablemente, ni la carta escrita por Castro ni la respuesta de José A. Echeverría han podido ser halladas y confirmadas, pero de ser cierta esta versión, parece muy improbable que el entonces líder del Directorio Revolucionario hubiera escrito pocas horas antes del asalto a Palacio Presidencial lo siguiente:

Nuestro compromiso con el pueblo de Cuba quedó fijado en la Carta de México que unió a la juventud en una actuación. Pero las circunstancias necesarias para que la parte estudiantil realizara el papel asignado no se dieron oportunamente, obligándonos a aplazar el cumplimiento de nuestro compromiso. Creemos que ha llegado el momento de cumplirlo.

La Carta de México fue el documento que firmaron Fidel Castro y José Antonio Echeverría en agosto de 1956 y en el que ambas organizaciones coincidían básicamente en un punto: sacar del poder a Batista. La historia oficial ha intentado hacer ver que tanto el asalto a Palacio Presidencial, así como otras acciones en las que participó el Directorio Revolucionario, tenían el apoyo tácito de Castro debido a lo acordado en la Carta de México, pero el propio líder del Movimiento 26 de Julio condenó el asalto a Palacio al calificarlo como «un inútil derramamiento de sangre».

En la actualidad ninguno de los más conocidos investigadores del Directorio Revolucionario radicados en la isla, como Rosario Alfonso Parodi o Julio César Guanche, han hecho referencia a este tema.

Por ello es importante contrarrestar bulos y documentos de dudosa procedencia que con el auge de las redes sociales son fáciles de difundir. La verdad y la precisión histórica deben salirle al paso siempre a las tergiversaciones que surgen con el decursar del tiempo y con la ayuda de las cada vez más sofisticadas nuevas tecnologías de la comunicación.

  1. Cancio Isla, Wilfredo, “Memorias incómodas: El suicidio del director de Bohemia y la carta que nunca existió”, CiberCuba, 12 de agosto de 2020 en https://www.cibercuba.com/noticias/2020-08-13-u199572-e20037-s27061-suicidio-director-bohemia-carta-nunca-existio

  2. Memorias del olvido: Rafael Díaz-Balart no se opuso a la amnistía de Fidel Castro – Café Fuerte.

  3. “El falso don de profecía de Rafael Díaz-Balart”, Eliades Acosta Matos, en Cubadebate, 20 de junio de 2005, consultado en Cubadebate.

  4. Diario de sesiones del Congres… – Digital Library of the Caribbean.

  5. “Soy sólo un sobreviviente”. Entrevista a Julio García Oliveras    – Revista Temas

  6. Entrevista en audio de Ranfis Suárez con Julio García Olivera, la versión íntegra permanece inédita, será publicada en un libro en preparación por el entrevistador.

  7. Ramón L. Bonachea y Marta San Martín, The Cuban Insurrection, 1952-1959, New Brunswick, Transaction Books, 1974 y Fernández León, Julio, José Antonio Echeverría. Vigencia y Presencia. Miami, Ediciones Universal, 2007.

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