✍ Waldo Fernández Cuenca
El escritor camagüeyano Mario Ramírez lo tenía muy claro: su objetivo era el rescate de parte de las obras olvidadas por el régimen que se instaló en Cuba en 1959, e hizo tabula rasa de la intensa vida intelectual cubana antes de la llegada del castrismo.
Por ello nace Ediciones Memoria, que con la tirada este año de cinco libros en Argentina, vuelve a ver la luz, por ejemplo, una parte de la obra intelectual del reconocido periodista Sergio Carbó con su libro Un viaje a la Rusia roja (1922), y otro titulado Con la República, una selección de artículos de Carbó aparecidos en publicaciones de la época como La Semana, Bohemia y Prensa Libre.
Sobre los objetivos y aspiraciones de este proyecto, Ramírez accede a conversar con este servidor.
¿Cómo nace Ediciones Memoria?
El proyecto surgió en una de las convocatorias de la ONG Cultura Democrática para apoyar la creación libre en Cuba, en julio de 2023. En dos de estas convocatorias a las que aplicamos, pudimos confeccionar, editar y publicar cinco libros.
Una de las metas en el futuro inmediato es imprimir los libros —que ya tienen ISBN— y presentarlos como parte de un stand de editoriales independientes que coordinará Cultura Democrática en la próxima Feria del Libro de Buenos Aires, Argentina. Aunque, dentro de la isla, también aspiramos a una impresión este año.
En Memoria trabajamos, básicamente, el pintor y diseñador José Luis de Cárdenas, el historiador —devenido podcaster— Alenmichel Aguiló y yo, que me encargo de la edición y maquetación de los libros. Los tres vivimos en Camagüey, de modo que sería una editorial camagüeyana.
¿Cuáles son los objetivos principales de Ediciones Memoria?
Los objetivos de Memoria —que aspira a hacer/ser más que ediciones de libros— son, por una parte, rescatar la memoria histórica y cívica de la nación cubana y, por otro lado, archivar la memoria viva que construyen pensadores, intelectuales, periodistas y otros en la actualidad. Por eso, en estas primeras entregas hay libros de la República y otros de autores contemporáneos.
En el caso de La condición cívica, libro de mi autoría y que es una antología de textos de opinión, pudiera clasificarse como otro de los republicanos, pues el tema y la inspiración de la República están en cada reflexión. Félix Varela hoy, obra de Rafael Almanza, es un libro sobre un pensador del siglo XIX, de modo que seguimos mirando al pasado, o más exactamente, trayendo el pasado a nuestros días.
Deseo aclarar además que Ediciones Memoria no es, al menos no de momento, una editorial independiente como tal. Es algo más cercano a lo que suele llamarse colección, por eso Ediciones y no Editorial. Estos primeros cinco libros salieron al amparo de la Asociación Civil Cultura Democrática y el Grupo Ánima, pero cualquiera que desee ayudarnos en nuestro propósito es bienvenido. Queremos seguir esta línea de publicaciones y estamos abiertos a colaborar con las editoriales independientes cubanas o hechas por cubanos, dentro o fuera de la Isla.
¿Cuáles serían los mayores obstáculos que enfrentan, al ser un proyecto concebido dentro de Cuba?
Hacer un proyecto independiente creo que es un reto en cualquier parte, pero obviamente en Cuba es un desafío redoblado. Desde las carencias hasta la censura, la lista de obstáculos no acabaría. Ediciones Memoria vendría a corregir, además, la reescritura de la historia llevada a cabo por la ideología del 59 y el adoctrinamiento de más de seis décadas en la Isla, por lo que el enfrentamiento es directo.
No son libros fáciles, porque no es solo el valor histórico o la singularidad lo que nos decide a la edición; nuestro interés preciso es teselar el pensamiento cívico de la nación, y en ese camino hay mucho que buscar en el subsuelo de archivos y bibliotecas, adonde la exclusión política relegó nuestras mejores ideas.
En Cuba, primero, tienes que pensar en sobrevivir, pero no voy a abundar en esto, que es harto conocido. En cuanto a la producción de libros como los que hacemos en Ediciones Memoria, la primera dificultad aparece en la investigación. Acceder a las fuentes bibliográficas es siempre difícil en un país estatalizado y burocrático como el nuestro. Además de que ciertas obras no están al alcance de todo el mundo y se requiere un permiso que pasa por el filtro político, a veces en estrecho contacto con la Seguridad del Estado.
En la parte de los libros de autores contemporáneos, escogemos a pensadores independientes, con una obra al margen de las instituciones, lo que es siempre un problema acá, por razones obvias. Sobre los obstáculos materiales, logísticos, te puedes imaginar: imprimir es una odisea, encuadernar otra, presentar o distribuir los libros ya es más bien una ilíada contra los que nos vigilan. Por eso aceptamos trabajar con las opciones generosas de Cultura Democrática y la posiblidad de participar en la Feria del Libro de Argentina, una de las ferias en español más notorias en la actualidad.
¿Qué títulos tienen pensado publicar en el futuro inmediato?
Títulos para publicar hay muchos, y más bien el plan de Ediciones Memoria se centra en autores y personalidades, como Jorge Mañach, Gastón Baquero, Francisco Ichaso, Emeterio Santovenia, Manuel y Carlos Márquez Sterling, José Manuel Poveda, Guy Pérez Cisneros, Miguel de Marcos y Rafael Suárez Solís, por decir algunos nombres de los que tenemos preparado algo. Como ves, todos fueron periodistas.
Miramos también hacia el periodismo independiente actual, principalmente, para elegir a los autores contemporáneos que nos interesan. Cuánto hagamos en este año depende del apoyo que podamos acopiar. Hasta ahora creo que el proyecto ha cumplido con los resultados esperados, pero prevemos una ampliación.
¿Cómo tienen pensado insertarse en el creciente mundo digital actual?
Ediciones Memoria aspira a convertirse en algo más que publicaciones de libros. Para empezar, no concebimos los libros en una única variante, —y no hablo de la disyuntiva papel o digital— sino que hemos explorado el audiolibro, el podcast y el video, como distintas relecturas de cada libro, con comentarios que pueden ser tan espontáneos como los que tienen lugar en una conversación cotidiana. De este modo, los libros cumplen una función social desde el mismo instante en que son concebidos.
Pero no hablemos solo de libros: Memoria quiere ser un gran archivo que sea a la vez una gran bitácora de lo que hemos olvidamos y lo que no debemos olvidar. En Cuba siempre han brillado el pensamiento y la cultura cívicos; volver sobre lo pensado y lo hecho en ese sentido, y pensar y hacer en el presente nos parecen fundamentales para la reconstrucción de la República que un día fuimos.
(Publicado originalmente en Diario de Cuba)