Mario Ramírez
Desde el pasado 28 de julio el pueblo de Venezuela vive intensas jornadas cívicas en todo el país. Con más del 65% de los votos, el candidato opositor Edmundo González Urrutia, representando a la Mesa de la Unidad Democrática ganó las elecciones presidenciales, derrotando al dictador Nicolás Maduro Moros, quien apenas rondó el 30% de las boletas.
Sin embargo, Maduro, en una proclamación ilegítima —cuando aún no se había verificado el conteo de los votos ni entregado la totalidad de las actas de votación— se declaró vencedor con un supuesto 51%, superando a otro supuesto 44% de su candidato más enconado, Edmundo.
Las pruebas del fraude fueron exhibidas más tarde por la oposición, quien logró aunar más del 80% de las actas, digitalizadas en una plataforma a la que se puede acceder públicamente. En resumidas cuentas y en honor a la verdad, como dice la líder opositora María Corina Machado, Venezuela ganó, pero hay que cobrar la victoria.
La propia María Corina, en estos momentos en la clandestinidad ante una serie de acusaciones arbitrarias del régimen, convocó para este sábado a las 10:00 a. m. a una #manifestación nacional para reclamar el respeto a la verdad y honrar a quienes han pagado con la cárcel y hasta con la vida por defender lo ganado el pasado domingo.
Durante las elecciones, el pueblo venezolano fue un ejemplo de civismo, yendo a votar masivamente y de manera pacífica, siguiendo el protocolo establecido por la ley y en la mayoría reteniendo con responsabilidad el comprobante que acredita la votación, gracias a lo cual pudo demostrarse el fraude de Maduro.
En los días posteriores, el pueblo ha sostenido las protestas a pesar de la represión de las autoridades, quienes no han podido evitar el derrocamiento de los símbolos del chavismo. Tampoco de los del castrismo, ideología virulenta a la que muchos en la patria de Bolívar achacan aquel derrotero oscuro de la nación.
Lamentablemente, entre estos últimos los venezolanos asocian a la bandera de la estrella solitaria, la misma bandera por la que suspiraba el cubano José Martí, en un parque de Caracas, frente a la estatua del Libertador, años antes de volver a Cuba para hacerla libre.
El régimen de la isla, tan putrefacto como el que malgobierna y destruye a Venezuela, ha apoyado el fraude que pretende perpetuar a una dictadura sangrienta que ya ha durado demasiado tiempo. Pero el pueblo libre de Cuba, hermanos venezolanos, está con ustedes. Sépanlo en esta hora que parece definitiva no sólo para Venezuela, sino también para los que amamos la libertad y añoramos el bienestar de todos, con todos.
Nuestra lucha también es hasta el final.