José Braulio Alemán (imagen de archivo).

Periodista, militar y político. Las letras eran una parte importante de su vida, pero estaban en función del acto. Era un hombre de acción de los que prefería seguir sus inclinaciones por mucho que tuviera que ir contracorriente. Era un espíritu libre. No necesitaba ser el más listo porque tenía arrestos para ser el más resuelto. Podía llegar a ser intransigente si de sus convicciones se trataba. Quiso ser ingeniero, no pudo. Se le hizo insoportable la carrera de derecho, así que se dedicó a fundar periódicos y pelear con la censura. Nunca fue un seguidor y su lealtad llegaba hasta el límite de sus principios. Por eso lo veremos abandonando partidos y retirándole su apoyo a sucesivos jefes. En la Convención defendió la idea, previsible en él, de que debía haber tantos partidos como opiniones distintas se agitan en una sociedad.

Algunos autores han asegurado que nació el día 26, otros que el 28 de marzo de 1866 o 1868. Alguno se atreve a decir que 1876, año que no parece plausible. Habría sido, por mucho, el delegado más joven de la Convención de 1900 y ocupado asiento en la mesa de edad en la sesión inaugural. Tomemos la fecha que da Jorge Quintana en un artículo publicado en la Revista Bohemia el 20 de enero de 1957. Con autoridad afirma que Alemán nació el 28 de marzo de 1866. En ese mismo artículo refiere que sus padres procedían de las Islas Canarias. Eran familia de buena posición. El padre descendía de un almirante francés y la madre tenía antepasados procedentes de la alta aristocracia europea.

Familia y educación

Fuera cual fuera la alcurnia de su origen, la familia se encontraba asentada en Santa Clara cuando José Braulio nació. Su madrina fue Rosalía Abreu, hermana de la célebre Marta Abreu, miembros de una de las familias más ricas de la región. Esto nos da una idea de los círculos que frecuentaban los Alemán Urquía. También es cierto que algunos miembros de familias pudientes solían apadrinar a niños de familias pobres, pero este no era el caso.

El joven José Braulio no tuvo problemas para recibir una educación cumplida, algo que no estaba al alcance de la mayoría en su época. De hecho, la enseñanza primaria que comenzó en su ciudad natal la terminó en la capital de la colonia. A Santa Clara volvió para cursar el bachillerato en su Instituto de Segunda Enseñanza. Al parece quería estudiar ingeniería, pero no pudo. Quizá en ese momento la familia no disponía de medios para enviarlo a los Estados Unidos o Europa, donde habitualmente se estudiaban estas carreras. En 1884 matriculó, no obstante, derecho en la Universidad de La Habana.

Vocaciones y militancias

La carrera no le agradaba y ya venía encendiéndose en él el fuego de la polémica. Así que sin muchas dilaciones, abandonó en segundo año la Universidad para dedicarse a una de sus vocaciones definitivas: el periodismo. Aunque quizá sea más preciso llamarle activismo político o acción cívica. En 1886, en Santa Clara, comenzaría su larga batalla con la censura de prensa. Primero fundó junto a un amigo el periódico El Horizonte. Al año siguiente tuvo que cerrarlo debido a la intervención de las autoridades coloniales. Fundó otro periódico y le puso el desafiante nombre de La Protesta. Paralelamente en ese período se integraría a la masonería de la cual llegaría a ser un miembro prominente.

Sus duros ataques contra las autoridades españolas desde las páginas de su periódico lo llevarían a ser procesado penalmente. Por el delito de injurias graves a la autoridad fue condenado a seis meses de arresto mayor. De febrero a julio de 1888 cumpliría su condena. Desafiar a la autoridad no sería nunca un problema para él. Simplemente diversificaría su actividad política militando en el Partido Liberal Autonomista, pero sin dejar de ser un dolor de cabeza para el gobierno. Aunque la autonomía no lo satisfacía como finalidad política, entendía que era el ámbito en que podía desenvolverse por el momento. Todavía no llegaba a los 30 años y ya tenía gran influencia en su localidad al punto de ser electo para la Diputación Provincial. En 1892 dirigía un nuevo periódico, La Defensa, y en 1893 se había convertido en el secretario del Partido Autonomista en su provincia.

Conspirador e insurrecto

En ese momento comenzaba a fraguarse la conspiración separatista. Sus contactos con agentes del Partido Revolucionario Cubano lo hicieron formar parte de los planes insurgentes desde muy pronto. Continuó militando en el autonomismo como tapadera y para ejercer influencia a favor del separatismo. La guerra estalló en febrero de 1895, pero no estuvo exenta de descalabros iniciales. En Las Villas ocurrió uno de ellos. Quien sería el líder del alzamiento, el general Francisco Carrillo, fue detenido y remitido a La Cabaña de inmediato. Pudo ser liberado porque, como otros oficiales mambises, tenía ciudadanía estadounidense y el gobierno de ese país presionó para su liberación. Regresaría a Cuba en una expedición en noviembre de ese mismo año.

Entretanto, en Las Villas, otros grupos irían lanzándose a la manigua, pero la organización definitiva de las fuerzas se lograría solo paulatinamente. Alemán estaría involucrado en estas labores desde finales de junio. En julio el general José María Rodríguez lo pondría al frente del Regimiento Villaclara con los grados de Teniente Coronel. En enero de 1896 mandaba la Brigada de Villaclara y operaba en la zona de Remedios, Santa Clara y Sagua la Grande. Entre sus subordinados estaría el futuro presidente Gerardo Machado. Luego sirvió como subinspector general del Cuarto Cuerpo del Ejército Libertador. En ese cargo estableció contactos regulares con el general en jefe Máximo Gómez que comenzó a operar por la zona. En el mes de agosto de 1897 Gómez lo propuso al Consejo de Gobierno para ser ascendido al grado de general de brigada.

Delegado a su primera Constituyente

Llegaba el tiempo de celebrar una nueva Asamblea Constituyente debido a que así lo disponía la Constitución vigente promulgada en Jimaguayú en 1895. Debía reunirse en septiembre de 1897, pero las dificultades para cruzar la trocha pospusieron su celebración hasta octubre. José Braulio Alemán fue elegido como uno de los cuatro representantes del Cuarto Cuerpo. El 3 de octubre el Consejo de Gobierno le reconocería el grado de general de brigada. Pocos días después comenzaría a sesionar la Constituyente en La Yaya.

En una carta a otro oficial villareño, Alemán se revelaría como un demócrata convencido. Opinaba que la nueva Constitución debía garantizar las libertades civiles y políticas del ciudadano. Era necesario, además, cimentar la soberanía popular y establecer la independencia como única condición para la paz. En las reuniones de La Yaya sería uno de los delegados más activos ya haría avanzar estas ideas. Muy temprano, con el apoyo de Manuel R. Silva y Cosme de la Torriente presentó la siguiente moción, que hubo de ser aprobada por unanimidad:

Que se haga constar en el preámbulo de la Constitución, de manera solemne, la muy firme e invariable resolución del pueblo cubano de mantener la guerra por la Independencia mientras Cuba no alcance ésta, completa y absoluta de la Soberanía de España, como única contestación que los cubanos ofrecen a los que puedan creer (desconociendo su ardoroso amor a la Patria libre) en una posibilidad, por remota que fuere, de la terminación de la guerra por un tratado que no sea el de reconocimiento explícito, inmediato y absoluto de la independencia de Cuba.

Sin miedo a ir contracorriente, sería un severo crítico de la gestión del Consejo de Gobierno saliente que rendía cuentas de su gestión. Rafael Portuondo Tamayo, futuro compañero en la Constituyente de 1900, recibiría duras críticas por su gestión como secretario de guerra interino. Junto a otros delegados, Alemán también llamaría a confirmar a Máximo Gómez como general en jefe. Llegado el momento de elegir al nuevo Consejo de Gobierno, fue designado para secretario de guerra por sus compañeros. Presentó su renuncia, quizá por pudor debido a las críticas a que había sometido a la gestión anterior, pero esta no le fue aceptada. Así, desde el 29 de octubre de 1897, formó parte del gobierno encabezado por Bartolomé Masó como presidente y Domingo Méndez Capote como vicepresidente.

Del Gobierno a la tropa

En sus funciones como secretario de guerra preparó la nueva ley de Organización Militar, pero muy pronto tendría dificultades debido a su carácter díscolo. A Méndez Capote, el vicepresidente, le molestaba la independencia con que trabajaba el secretario de guerra. Tomaba decisiones sin consultar al resto del Gobierno y extralimitándose en sus atribuciones. El 15 de febrero de 1898, apenas a tres meses y medio de ejercicio del cargo, le sería aceptada la renuncia.

Con encomienda del Consejo de Gobierno, marcharía a Oriente para formar un contingente con el que reforzar a las tropas occidentales. Unas semanas después, a principios de marzo, quedaría sin efecto esa orden debido a que Alemán no lograría reunir las armas necesarias. Pasaría de inmediato a las órdenes del general en jefe que lo dejaría disponible hasta el fin de la guerra.

El fin de la guerra

Los meses siguientes verían el desenlace de los más de tres años de lucha. Los estadounidenses entrarían en combate y en poco tiempo España solicitaría un armisticio que finalmente conduciría a la firma de la paz. Con el nuevo Gobierno Militar de ocupación administrando el país, surgiría en algunos círculos de la oficialidad mambisa la ansiedad por obtener un empleo gubernamental. Alemán pertenecía al grupo de los intransigentes que codiciaba ningún nombramiento. A José María Rodríguez le escribiría que sabría morir de hambre antes que doblegarse frente al interventor. Sentía una gran desconfianza hacia los estadounidenses y estaba muy insatisfecho con el curso de los acontecimientos.

En su provincia natal volvió a la antigua ocupación de periodista. Escribía frecuentemente sobre la situación creada por la intervención y los peligros que para la futura independencia del país representaba. Mientras, la Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana, en uno de los últimos actos de su Comisión Ejecutiva, lo ascendería a General de División. Era el 30 de junio de 1899, pero el nombramiento se hizo retroactivo al 1 de agosto de 1898.

De vuelta a la política

Los partidos políticos comenzaron a organizarse muy pronto en todas las regiones del país. En la provincia de Santa Clara el movimiento de veteranos sirvió como base al Partido Republicano Federal de Las Villas. La agrupación estaba organizada en torno al Gobernador Civil, José Miguel Gómez, y al jefe de la Guardia Rural, José de Jesús Monteagudo. Alemán no había sido demasiado cercano a ninguno de los dos, pero la energía del grupo acabó por arrastrarlo. Como miembro de este partido fue electo a la Convención Constituyente de 1900-1901.

A la Convención llevaría un proyecto de Constitución de corte liberal social. Profundamente anticlerical, promovía ideas como la gratuidad de la enseñanza, la protección del trabajo y la prohibición de la adquisición de tierras por extranjeros. Sus labores en la Convención serán, sin embargo, tratadas ampliamente en nuestro podcast. Su vida posterior a la Constituyente será un tema a tratar el 28 de marzo cuando conmemoremos su nacimiento. Tuvo largos momentos de retraimiento, pero en general su dimensión pública fue muy notable. Llegó a ser gobernador de Las Villas, senador de la República y hasta embajador en México. Murió el 15 de enero de 1930 siendo secretario de Instrucción y Bellas Artes del gobierno de Gerardo Machado.

Fuentes consultadas:

Márquez Sterling, Manuel. Proceso histórico de la Enmienda Platt. Imprenta El Siglo XX, La Habana, 1941.

Rodríguez, Rolando. Cuba, las máscaras y las sombras. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2007.

Quintana, Jorge. José Braulio Alemán (1866-1930). Revista Bohemia, 20 de enero de 1957. En: https://memoriacivica.com/revistas-bohemia/

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