
La inteligencia artificial no piensa ni recuerda como una persona. Sin embargo, está diseñada para simular ciertos aspectos del pensamiento humano: aprender y adaptarse, tomar decisiones racionales, interpretar información y reconocer el contexto. Funciona a partir de modelos entrenados con grandes cantidades de datos, capaces de identificar patrones y generar respuestas coherentes. Estos sistemas analizan información, detectan regularidades y utilizan ese conocimiento para anticipar resultados o sugerir soluciones. Cuando reciben documentos bien organizados y un conjunto claro de instrucciones, pueden mantener una línea de análisis estable y valiosa para la investigación.
El desarrollo de estos modelos ha sido rápido. GPT-1 (Generative Pre-trained Transformer, por sus siglas en inglés) apareció en 2018 y GPT-2 en 2019, todavía con acceso limitado. En 2020 llegó GPT-3. El cambio decisivo ocurrió el 30 de noviembre de 2022, cuando se abrió al público la primera versión de ChatGPT, basada en GPT-3.5. En 2023 surgió GPT-4, y desde 2024 comenzaron a desarrollarse modelos más avanzados —como 4o, 5 y 5.1— que ampliaron su capacidad y estabilidad.
Para quienes aún no han comenzado a utilizar esta herramienta, conviene explicar brevemente cómo funciona ChatGPT, recordando que existen también otros asistentes de inteligencia artificial. El acceso puede realizarse mediante la versión gratuita, ChatGPT Free, o mediante suscripciones de mayor capacidad. Todo inicia creando una conversación, haciendo clic en “Chat nuevo”, en la parte superior izquierda de la ventana. Allí se formulan preguntas simples y se obtiene una orientación inmediata. Es un primer paso útil, aunque limitado: este tipo de intercambio no conserva estructura, no organiza documentos ni mantiene de manera estable el contexto. Cada diálogo es una isla, adecuado para lo puntual.
El siguiente nivel es el proyecto, que ofrece mayor organización y profundidad. Para iniciar uno, basta ir al menú lateral izquierdo y seleccionar “Proyectos”, donde aparece la opción “Crear proyecto”. En este espacio es posible añadir textos, imágenes, mapas, PDFs o notas personales. Todo queda integrado en un mismo entorno de trabajo, y el modelo puede relacionar los datos entre sí con coherencia.
El paso final es configurar un ChatGPT personalizado, que ya no depende del chat ni del proyecto, sino que adquiere identidad propia. Este proceso sólo puede realizarse desde la aplicación para computadora, no desde el teléfono. Para iniciarlo, se abre la aplicación, se accede a “Explorar GPTs” y se selecciona “Crear”. Allí se define el nombre del asistente y su propósito. Luego se establecen las pautas de comportamiento, que fijan el estilo, el tono, los límites y la forma en que debe responder. Esta etapa es decisiva, porque esas indicaciones serán la guía permanente del GPT.
El ChatGPT personalizado permite incorporar al asistente documentos en diversos formatos —PDF, texto, imágenes o enlaces— siempre que respeten los límites actuales: hasta 20 archivos por GPT, con un tamaño máximo aproximado de 20 MB por archivo. Una vez cargado el material, se realizan pruebas iniciales y se ajustan las reglas hasta lograr el comportamiento deseado. Diseñar uno de estos modelos no es un ejercicio técnico, sino un proceso de elaboración intelectual: implica decidir qué debe recordar, cómo debe responder y cuál es su propósito.
En mi caso, este proceso comenzó en 2024, cuando empecé a utilizar ChatGPT en un proyecto dedicado a estudiar los lugares donde José Martí fue fotografiado a lo largo de su vida, un trabajo que he titulado Martí en el lugar de sus fotos. Al inicio utilicé varios chats para hacer preguntas y buscar referencias. Con el tiempo, organicé un proyecto más amplio que combinaba documentos históricos, archivos digitales, libros impresos, mapas, catálogos, estudios académicos y memorias familiares.
De ese aprendizaje surgió la idea de crear un asistente dedicado exclusivamente a Martí, capaz de ordenar la información y mantener la coherencia de una investigación que crecía cada día. Así nació Pepe GPT. Ahora he decidido ponerlo a disposición del público. Para ello he incorporado las Obras Completas de José Martí a su memoria interna y he definido reglas de funcionamiento que le permiten responder con claridad, respeto y fidelidad al rigor histórico.
Mi propósito es que cualquiera pueda acceder a él y pedirle ayuda en alguna investigación o estudio, o sencillamente preguntarle: “Pepe, ¿es María Mantilla tu hija?”.
(Nota: Este artículo fue revisado y editado con ayuda de Pepe GPT).


