Un joven de la aristocracia santiaguera, instruido en casa en el griego y el latín, inesperadamente estalla.
José María Heredia ingresa en los Rayos y Soles de Bolívar.
Un hombre casado y con descendencia, que vive en Nueva York y escribe poemas trágicos y melancólicos, ingresa clandestinamente en la Isla para una aventura de estadista, en plena guerra.
Juan Clemente Zenea es fusilado.
¿Usted aquí, Martí? Dicen que dijo un tipo que supuestamente remató al Apóstol. Es falso, pero prueba el asombro de tantos de que un poeta de las pelirrojas y las orquídeas, cuyo sitio sería el París de los impresionistas, esté reunido con negros, campesinos y militares en una guerra, organizada por él, en el fin del mundo.
Un poeta sentimental y metafísico, admirado por la república, se corta la lengua de la poesía y, comunista, enfrenta a una dictadura. Muere de tuberculosis.
Rubén Martínez Villena, nunca se acabó la dictadura, y solo tú podías darnos en la palabra ese color de la oscura región ultravioleta.
Durante doscientos años los escritores cubanos se han suicidado de esta manera.
¿Por qué un joven ingeniero graduado con honores, autor de dos poemarios brillantes, se pone a escribir un periodismo peligroso?
El escritor nunca tiene de qué vivir, el periodismo suele ser la única forma de no morir de hambre.
Pero pudiera ser un periodismo de letras y artes, antes de llegar a Berlín.
La literatura es, en sí, condición cívica.
Y si se vive en un pueblo carente de civismo, la mejor forma de defender la literatura es ejercer la condición cívica en toda la dimensión de la palabra.
El periodismo del escritor suele ser más desinteresado y profundo que el de los profesionales del género.
Emocionario, dice Mario Ramírez, evocando a un clásico nuestro desconocido.
Sí, y la emoción puede ser sabiduría.
El periodismo del escritor es literatura. Nada menos.
Convocante, movilizadora.
Y, en el mundo alfabetizado, atormentado e ignorante, la literatura y el arte tienen ahora una función cívica en incremento, si los creadores se respetan a sí mismos, dejan de emascularse y se lanzan a ser lo que saben que son, en medio de la miseria del mundo.
¿Puede estar uno completo en su ser de creador sin la menor mutilación, mixtificación o cobardía?
Sí ¿por qué no?
En el Cielo de Júpiter, las almas se reúnen y dan un solo Grito de Justicia.
Dante nos exige ese alarido.
Aquí.
Ahora.
Lea este libro y entérese de que en Cuba los escritores seguimos sabiendo que la Tierra, por la gracia de Dios manifiesta en nuestro empeño, pertenece a la Justicia.
20 de abril de 2023.