Abel Lescay: poesía contra el miedo

El cubano era una afirmación de realidad, incluso cuando esa realidad era grosera o desgarbada. La alegría, estridente; la tristeza, mortífera: íbamos de las lágrimas negras al carnaval de la vida, como en un bolero republicano. Parece inexplicable que nos convirtiéramos en estas criaturas taciturnas, con el susto de ser como una indigestión existencial.