✍ Redacción de Memoria Cívica
La semana pasada, la Fundación Rafto otorgó su premio internacional de Derechos Humanos al artista y preso político cubano Luis Manuel Otero Alcántara. Según la organización con sede en Noruega, el principal mérito de Luis Manuel es «su valiente oposición al autoritarismo a través del arte».
Para Rafto, “Otero Alcántara encabeza una nueva generación de voces cubanas independientes que utilizan formas creativas de resistencia para desafiar al régimen autoritario”. Además, “su arte, unido a su posicionamiento cívico, presiona los límites de la libertad de expresión frente a la censura y la represión”.
El artivista está preso desde el estallido social ocurrido en Cuba el 11 de julio del 2021 (11J). La Seguridad del Estado lo detuvo antes de que pudiera incorporarse a los manifestantes en el malecón habanero. Poco después, el también activista por los derechos humanos fue conducido a la prisión de máxima seguridad y severidad en Guanajay, provincia de Artemisa.
Fue condenado en 2022 a cinco años de prisión por ultraje a los símbolos patrios, desacato y desórdenes públicos. Desde entonces Amnistía Internacional lo considera un prisionero de conciencia de la dictadura castrista.
Luis Manuel tiene 36 años, es artista de la plástica y performer, habanero, negro, de formación autodidacta y con un gran amor por su país y su gente. Estas variables, dentro de una dictadura de más de sesenta años, lo condujeron a un arte cada vez más crítico y por tanto disidente del oficialismo. En 2018 llevó a cabo la Bienal 00, como respuesta a las políticas de exclusión de las bienales de arte organizadas por el régimen.
Así, onvirtió su casa en Museo de la Disidencia, donde logró reunir a artistas contestatarios de la talla de Amaury Pacheco, Iris Ruiz, Michel Matos, Abu Duyanah, Luis Dener, Ariel Maceo, Nonardo Perea, Tania Bruguera y Javier Moreno, entre otros. Por ese entonces también llegó el internet de datos a Cuba y la popularidad de Luis Manuel fue creciendo en las redes sociales donde se hizo patente su consigna: «Estamos conectados».
De a poco el Museo de la Disidencia comenzó a convertirse en un bunker de activismo político en contra de la dictadura. Exposiciones, recitales de poesía, conversatorios, conciertos, o fiestas para la gente del barrio sucedieron allí, en medio de San Isidro, en La Habana Vieja. Y en medio de todo eso la represión contra aquel grupo de artistas y contra Luis Manuel iba creciendo. Cada evento que se daba en el Museo era custodiado y entorpecido por la policía y la Seguridad del Estado.
Más tarde aquellos artistas conformarían la campaña Artistas contra el 349, que manifestaba abiertamente su oposición al decreto ley 349, promulgado por el régimen para coartar la libertad de expresión de los creadores independientes. De allí surgiría con fuerza el hoy célebre Movimiento San Isidro y un acercamiento inédito entre los artistas disidentes y líderes de la oposición política al castrismo.
Otero Alcántara comenzó a ser el blanco de una represión sin tregua, que lo traía de detención en detención, secuestros y violencia policial mes tras mes.
En 2019 el artista decidió realizar un performance (Drapeau) con la bandera cubana y esto hizo que la gente se involucrara más con él. Así fue como surgió el challenge #LaBanderaEsDeTodos y personas de todas partes del mundo comenzaron a postear fotos usando la bandera cubana como estandarte y en solidaridad con la obra de Luis Manuel. Finalmente, el régimen implementó un decreto ley sobre el uso de los símbolos nacionales que, a la larga, utilizó para juzgar y llevar a la cárcel al artista.
Tras el acuartelamiento de San Isidro, en noviembre de 2020, cuyo allanamiento por parte de la Seguridad del Estado derivó en una manifestación frente al Ministerio de Cultura el 27 de ese mes, el régimen decidió encarcelar a Luis Manuel de una vez y por todas. Sin embargo, el artivista resistió los primeros meses de 2021 y venció la causa penal que la dictadura intentó fabricarle. En este periodo puso en práctica una forma de protesta que ha repetido en varias ocasiones en prisión: la huelga de hambre y sed, como exigencia extrema del cumplimiento de sus derechos.
El 11J Luis Manuel hizo una directa en Facebook en la que convocaba a los habaneros para manifestarse frente al malecón, en solidaridad con las protestas que ya estremecían varios puntos de la isla. Lo que siguió fueron días de incomunicación y la posterior noticia de su encarcelamiento en la prisión de Guanajay.
Durante este tiempo el artista ha sido víctima de vejaciones, acoso, desatención médica y maltrato físico. En varias ocasiones ha hecho público su deseo de aceptar la propuesta del régimen y marcharse al exilio, pero hasta la fecha no hay ningún pronunciamiento sobre la voluntad de sus represores. En febrero de este año, el Tribunal Provincial de Artemisa desestimó una petición de libertad condicional a su favor. En adición, las autoridades carcelarias le han prohibido sacar las obras que realiza durante su confinamiento.
Además del reciente premio Rafto, Luis Manuel fue seleccionado como una de las cien personas más influyentes del mundo según la revista TIME en 2021. En 2022, fue uno de los seis ganadores del Premio Claus Impact por «sus actuaciones que abordan las condiciones críticas que enfrentan los ciudadanos cubanos». Igualmente en ese año la organización Freedom House le otorgó el premio Libertad 2022, compartido con Maykel (Osorbo) Castillo.
Cabe mencionar que, entre los laureados en ediciones anteriores del premio Rafto, cuatro de ellos (Aung San Suu Kyi, José Ramos-Horta, Kim Dae-Jung y Shirin Ebadi) ganaron luego el Premio Nobel de la Paz, lo que deja abierta esa posibilidad también para el cubano.