
La acción cívica evangélica está conectada a dos misiones eclesiales: apostólica y profética. Una de prédica del evangelio, otra de conciencia social; plantadores como Pablo, profetas como Jonás.
La historia de ese personaje habla mucho en la situación totalitaria cubana. Dios le mandó a llamar a arrepentimiento a Nínive, ciudad amadora del pecado y enemiga de los judíos. Jonás se negó y huyó en un barco. En él se combinaron el odio por aquellos hostiles a su propia gente y un posible temor de los miles de rebeldes que poblaban la ciudad. Temió la reacción humana a su mensaje.
El valor en una cultura hostil al mensaje de Dios es sobrenatural, supera el instinto por sobrevivir; conecta con algo que no tocan las manos, pero edifica naciones: valores, Verdad, Justicia.
A pesar de los controles socialistas, en el primer cuarto del siglo XXI muchos creyentes abrazaron institucional, comunitaria e individualmente la misión profética, resistiendo por vía pacífica.
Historias como la de Antonio Raúl Machado, pastor metodista de Placetas, lo prueban.
En 2002 se negó públicamente a votar por el referendo oficialista que declaraba irrevocables el socialismo en la Constitución de 1976[1]. Por ello, militares registraron su casa, lo multaron con 400 pesos (casi 20 USD), lo echaron de su vivienda, y le prohibieron rentarse en la localidad.
Su madre le pedía no salir de noche. Motos y autos policiales lo seguían, su casa permanecía vigilada. Temía que le pasara algo a sus hijos, a él o a familiares. Creía que la paz entre cubanos llegaría cuando Cristo reinara en los corazones, “para que así triunfen la verdad y la justicia”[2].
En 2005 un oficial le propuso ser agente de la policía política. Recibió un no rotundo. En 2011, por presión estatal, fue cesado como copastor de la Iglesia Metodista de Santa Clara.
Para la sociología, tiene sentido ese protagonismo evangélico.
Emile Durkheim vio la religión como crítica en el sistema social, al proveer cohesión y propósito, otro medio de comunicación y reunión para la interacción y reafirmación de las normas sociales.
Bajo el totalitarismo, añado, la Iglesia es la más vigorosa institución de la sociedad civil. La única que provee consolidadas vías alternas a las del Estado en la organización comunitaria; cuenta con legalidad (en parte), patrimonio, genera liderazgos propios, y goza de legitimidad ciudadana como gestora de espacios autónomos, caridad y reglas para la convivencia y el florecimiento humano.
Tanto la misión apostólica como la profética son importantes, porque atienden necesidades terrenales y espirituales. Y todas las áreas son propicias para ejercerlas. Política, finanzas, cultura.
En el primer cuarto del siglo XXI varios evangélicos brillaban en el campo artístico-intelectual.
Carlos David Fuentes Hierrezuelo, de los más destacados caricaturistas del momento en Cuba, ilustró con humor y cristocentrismo eventos sociopolíticos durante y después del MoCE[3].
En la música, contaban Danay Suárez, la más importante rapera cubana, quien defendió el derecho a la Vida en el conocido Festival Viña del Mar; y los cantautores Eric Méndez, Ivette Cepeda y Coco Freeman, que hablaban en su obra sobre la fe en mayor o menor grado.
Uno de los productores musicales independientes más importantes de la isla en el siglo XXI fue Giovel Simón, conocido como J Simon, cofundador de la casa productora La Oficina Secreta y que, por algunos años mantuvo el proyecto personal de música electrónica cristiana DJs Alabanza. J Simon colaboró en Cuba con la producción musical de carácter evangelístico en la LEC[4], y en 2015 creó la banda sonora del cortometraje provida Tren de nubes.
Entre los escritores estaba el reconocido Guillermo Vidal, que en su novela póstuma California duerme habló del poder sanador de hallar a Jesús y de las secuelas del pecado. Otros importantes autores contemporáneos abiertamente cristianos son Amir Valle y Alberto Garrido, así como dos destacadas nuevas voces de la poesía: Moisés Mayan y Claudette Betancourt.
Limay Blanco, entre los más populares humoristas del momento, convertido al cristianismo en una iglesia no registrada por el Estado, inició la más poderosa iniciativa de la sociedad civil de ayuda humanitaria en medio de la crisis económica más significativa del siglo XXI cubano. Con donaciones de sus miles de seguidores, el ministerio Cristo Cambia Vidas obsequió apartamentos, electrodomésticos y facilitó fondos para viajes al extranjero por motivos humanitarios.
A pesar de las expropiaciones a los evangélicos con la Revolución, las iglesias mantienen su labor social, atendiendo a poblaciones vulnerables mediante la asistencia a ancianos, la recuperación de adicciones, el apoyo a familias de bajos ingresos y servicios comunitarios. Además, han construido la red independiente más efectiva para la recuperación ante desastres naturales[5].
Además de los ámbitos caritativo, artístico y cultural, en el deportivo también contaban creyentes notables. Entre ellos, Leinier Domínguez, el mejor ajedrecista cubano desde el mítico José Raúl Capablanca; el voleibolista Carlos Alberto Araujo, miembro de la LEC antes de ser campeón con el equipo Cuba en las Olimpiadas Juveniles de Singapur 2010 y mejor atacador de la liga chilena en 2019[6]; y el bautista Richer Pérez, primer oro cubano del maratón en Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Veracruz 2014, y siete veces rey de la media maratón del Marabana.
En la edición de 2017 Pérez me dijo: “Esta vez no solo corro con Cristo, sino por Cristo. Para darle la gloria”. Fue parte de un equipo de unos 50 pastores y fieles de varias iglesias evangélicas que llevaba semanas entrenando las piernas para, en el trayecto, predicar el mensaje de fe[7].
Días antes de la carrera el Ministerio del Interior (MININT), citó a organizadores de la iniciativa cristiana y los retuvo en la estación policial de Zapata y C toda una mañana. Un pastor cuestionó que la Iglesia no pudiera copatrocinar eventos públicos. Un teniente coronel ripostó vedando a los cristianos dar bebidas o alimentos a los corredores[8].
La creativa acción en el Marabana 2017 preconizó el uso de métodos de lucha no violentos en el MoCE (desde vigilias hasta marchas) a partir de 2018, lo que la prensa independiente reconoció como un insólito activismo en la historia de la sociedad civil cubana, pero en verdad, con varios antecedentes.
En 1999 una casa en Tamarindo 34, La Habana, vio el más importante ayuno político de finales del siglo XX, por su extensión temporal, réplicas a lo largo de la isla y alcance mediático internacional. Este hecho sin precedentes fue organizado por un evangélico: Oscar Elías Biscet.
Él mismo fue el líder más importante de la oposición en la isla, según el diplomático y escritor Armando Valladares a inicios de los 2000, y en ese mismo período estuvo nominado al Premio Nobel de la Paz y fue acreedor de la Medalla Presidencial de los Estados Unidos.
Junto a Biscet, otro destacado disidente de la época, también cristiano, fue Jorge Castillo. Ambos formaron parte de la Causa de los 75, que encarceló a decenas de opositores en 2003.
Las esposas de ambos, que compartían la misma fe, estuvieron entre las fundadoras de las Damas de Blanco, grupo cívico que reclamó en las calles y ante foros internacionales la liberación de los presos políticos, y es hasta hoy el movimiento femenino disidente más prestigioso en la isla.
Al movimiento también se unirían mujeres sin familiares encarcelados como Sara Marta Fonseca Quevedo, bautista que se identificaba como “dama de apoyo”[9], y que sufriría consecuencias por su solidaridad cristiana. Para un acto de repudio autos patrulleros y dos buses con paramilitares estimulados por el ron que ponía a disposición el régimen, llegaron a casa de la mujer en 2010[10].
En 1990 el periodista Leonides Pentón, cristiano evangélico (junto al pionero de la prensa independiente Yndamiro Restano Díaz y el activista Favio Hurtado) fundó el Movimiento Armonía (MAR), promotor de la instauración de un régimen plural y elecciones libres[11].
Entre 1990 y 2007 Jorge Luis García, Antúnez, “el opositor negro encarcelado con más años”[12] por el castrismo, tuvo un “acercamiento autodidacta al protestantismo, con la Biblia en la mano”. Según su testimonio, la mayor parte de los presos practicaban esa fe al llegar a la cárcel. La dureza en que vivían los hacía aferrarse a credos “radicales, conservadores, comprometidos”[13].
La caída de la URSS, la escasez de alimentos y bienes, la introducción de la doble moneda, la inversión de la pirámide social, trajo consigo una crisis en los paradigmas políticos y su estamento ético y moral, de modo que muchos cubanos hallaron refugio y sentido en la religión[14].
La fe fue importante para que Antúnez soportara los 17 años y 38 días de prisión, que le merecieron el sobrenombre de “el Nelson Mandela cubano”. Sabiéndolo, los guardas un día lanzaron una Biblia al piso, frente a él, y mandaron a que decenas de presos la pisotearan.
En la cárcel continuó la resistencia no violenta. Fundó un grupo de presos políticos bajo el nombre de Pedro Luis Boitel, que denunciaba violaciones a los derechos humanos de los reclusos.
En el exilio hemos participado en conversaciones con el Departamento de Estado y foros públicos. Y aunque desde que llegó a Estados Unidos visita una iglesia bautista en Hialeah, defendía el derecho de otros grupos religiosos a practicar su fe en libertad.
Similar meta trazó en 2013 el pastor bautista Mario Félix Lleonart al fundar, en el templo de Taguayabón, el Instituto Patmos, primera entidad cubana que monitorea la libertad religiosa.
En 2015 otro templo bautista, pero en La Habana, vivió un hito cívico distinto: la mayor reivindicación pública de presos políticos en la isla durante la era Socialista. 50 años después de la ola de arrestos de pastores bautistas occidentales, Alberto I González, entonces expresidente de la ACBCOcc[15], en medio de su asamblea anual, pidió a los congregados en la iglesia El Calvario ponerse en pie para recordar a aquellos que “fueron fieles y sufrieron”[16].
Solemnemente, el profesor Carlos Sebastián Hernández Armas leyó cada uno de los nombres, edades, condenas y años cumplidos en prisión, y la multitud gritaba “¡Dios es bueno!”. Las voces retumbaban bajo la gigante cúpula metálica del templo.
González dijo: “La obra por la que ellos dieron la vida, permanece, porque es la obra de Dios”. Al final de la lista de exreclusos hubo un grito unánime: “¡Dios es bueno, siempre bueno!”.
La restauración histórica era un acto de resistencia: la misma dictadura que condenó a los pastores, seguía a cargo de la isla. Aquel día El Calvario fue el corazón del desagravio en la Cuba cautiva.
Durante las primeras décadas del siglo XXI varios cristianos reclamaron justicia, asistieron espiritualmente o incluso participaron en las huelgas de hambre más conocidas del período. Entre ellas, las de los opositores Guillermo “Coco” Fariñas (2010), Ariel Ruiz Urquiola (2018), José Daniel Ferrer (2021) y, en 2020, la del grupo artivista Movimiento San Isidro (MSI) que, de hecho, tenía miembros evangélicos: el rapero Denis Solís y el artesano Osmani Pardo Guerra.
En 2018 el matrimonio pastoral de Ramón Rigal y Adya Expósito, se convirtió en pionero del homeschooling en Cuba totalitaria; los principales activistas por el derecho de los padres a elegir la educación a dar a sus hijos, como señala el artículo 26 de la Carta Universal de DD. HH.
Lideraron varias familias, y reunieron en su casa a otros niños. Les costó la cárcel.
El 1ro de mayo de 2019, con un comunicado oficial, la LEC pasó a ser en la única institución de la sociedad civil en la isla que se pronunció públicamente por la libertad del matrimonio, declarados presos de conciencia por Amnistía Internacional.
Ese mismo año el estudiante de Derecho, Javier Larrea, retando la falta de libertad de asociación, fundó la mayor organización protectora de animales en la isla, Bienestar Animal Cuba (BAC). En su primer aniversario contaba con 676 miembros oficiales, siendo la mayor organización de la isla[17]. El joven bautista fue, además, uno de los rostros más visibles en el activismo cívico por la aprobación de un Decreto-Ley de Bienestar Animal, el 11 de abril de 2021.
Ese año iniciaron cambios en la legalidad revolucionaria y un pico de tensión social que se dilató hasta 2022. Aprovechando el “permiso” para opinar sobre la nueva Constitución o el Código de Familia (CdF) en los debates convocados por la oficialidad, se oyeron voces de la sociedad civil.
La evangélica no fue la excepción. Tuvo allí un peso protagónico en la historia antitotalitaria, después de que el castrismo promoviera la IG y avanzara sobre la Familia y el Matrimonio.
Un miembro de la Asamblea Constituyente presidida por Raúl Castro, admitió que atacar ambas instituciones preestatales “podía generar discrepancias atendiendo a razones culturales” y, advirtió: “el Derecho no puede permanecer esclavo perpetuo de rezagos sociales, aun cuando en un momento pueda entrar en colisión con parte del espectro social”[18]. Resumía el desprecio totalitario a la gente común, la cultura nacional, y la idea del derecho como emanación estatal.
Decenas de denominaciones evangélicas lucharon contra 15 aspectos[19] de la nueva Carta Magna en escenarios virtuales y “físicos”. Lideraron la mayor recogida de firmas de puño y letra en las últimas seis décadas en Cuba, 180 mil en favor de la institución del Matrimonio. La campaña pro-familia Por el Diseño original, logró retirar del borrador final la reesctritura del concepto “igualitario”[20], en una de las pocas veces que fue frenada la imposición de una política de Estado en la isla[21].
A la par, el activismo Lgbt y socialista no conectado nominalmente con el régimen, halló en el totalitarismo un aliado ideológico en la imposición de la ideología de género (IG). A su vez, consciente o no, proveyó al castrismo apoyo para acallar disidencias en la sociedad civil, la oposición y la prensa no estatal.
Esos medios y los oficiales satanizaron el MoCE por resistir políticas del PCC cargadas de IG. En ambos ecosistemas mediáticos los textos anti conservadores eran, en la práctica, indistinguibles. Las balas retóricas se repetían: homófobo, patriarcal, excluyente.
Como otros conservadores en Occidente, los cristianos cubanos pronto entendieron los modismos usados como descrédito político. Ann Coulter: “el momento en que la izquierda te llama racista, sexista, etc, has ganado el debate”. Sir Roger Scruton: “Si la guardia roja de la corrección política aún no te ha tratado de ‘fascista’, debes empezar a dudar de tu libertad de pensamiento”[22].
Las palabras van vaciándose de sentido cuando ideologías totalitarias las convierten en munición para el avance político. Algo así adelantó el poeta Luis Rogelio Nogueras: “de tanto repetir la palabra cisne, acaba desplumada”. Luego, el efecto contrario es esperable. Cada ofensa del Estado o activistas, retrógrado, gusano o mercenario, se entendía por lo opuesto, lúcido, hombre, patriota.
Una palabra, por razones prácticas, debe ser un significante para el entendimiento, no un arma.
Después de batallar, en diciembre de 2018 el MoCE logró que la Comisión constituyente aplazara por dos años la redefinición castrista del concepto de Matrimonio, como parte de un nuevo CdF.
Antes de ese momento, llegaría la pandemia del COVID-19 y el conveniente mandato de cierre estatal de las Iglesias, un sector opositor en auge y creciente prestigio social.
El 26 de febrero de 2021 volvió otra vez a la carga la IG. El Ministerio de Educación (Mined) lanzó la Resolución 16/2021, que imponía un “Programa de educación integral en sexualidad con enfoque de género y derechos sexuales y reproductivos en el sistema nacional educativo”.
Para expresar sus reclamos, un grupo de padres cristianos fundó A la escuela, pero sin Ideología de Género (ALEPSIG), campaña que pidió libertad religiosa, de cátedra, el derecho a elegir la educación de sus hijos, y logró la segunda mayor colecta de firmas en dictadura, con 140 mil.
¿Resultado inmediato? El Mined pausó la entrada en vigor de la Resolución 16/2021 para después del Referendo del CdF, a efectuarse en septiembre de 2022. Las autoridades excusaron la prórroga con la falta de impresos por la pandemia del COVID-19[23], pero la presión era innegable. Quienes favorecían el programa del régimen, identificaron el frenazo como un “logro”[24] evangélico.
ALEPSIG enfocó sus esfuerzos en el venidero Referendo. Organizó clandestinamente debates vecinales diseccionando el CdF, y talleres con psicólogos y pedagogos para informar a los cubanos. La campaña atrajo a creyentes de distintas religiones y a no creyentes, generando presión en las discusiones barriales convocadas por el Estado.
El empuje cívico fue tal, que por vez primera el castrismo tuvo que dar acceso televisivo a un líder de la sociedad civil abiertamente opuesto a sus políticas: el bautista Bárbaro Abel Marrero.
El 25 de septiembre de 2022 en el Referendo, el movimiento contribuyó a otro resultado histórico.
Entre el Yo No Voto y el Yo Voto No, más de la mitad de padrón electoral vetó el CdF: por primera vez el totalitarismo debió aceptar, oficialmente, que sólo una minoría apoyaba una política suya. Además, la abstención fue la mayor en cualquier proceso convocado en más de 60 años.
Amén de vanos intentos por desconocer legalmente los resultados del que muchos creían un ilegítimo Referendo[25], el MoCE conectó a una enorme masa ciudadana con la lucha no violenta.
En 2022 el régimen impulsó un nuevo Código Penal, que aumentaba el alcance de la pena capital. Ese particular tuvo una de las pocas respuestas públicas grupales desde la sociedad civil en la Carta por la Vida[26], firmada por líderes y laicos evangélicos en el activismo democrático.
Creyentes participaron en otros conocidos sucesos de las primeras décadas del siglo XXI.
El 30 de abril de 2021, la populosa Calle Obispo de La Habana fue escenario de una protesta contra la represión a artistas independientes. Casi la mitad de los participantes eran evangélicos: Inti Soto Romero, Yuisán Cancio, Nancy Vera Hernández e Ibis Alfaro Armenteros[27].
A finales de ese mes, pastores difundieron una carta pidiendo libertad para los presos políticos[28].
A esto se sumaron masivos llamados a ayuno y oración por la situación del país, sumido en un pico por la continua crisis económica y la represión. Semanas después ocurrió el 11J.
El pastor adventista Alexander Pérez tuvo que ver en la chispa inicial, una convocatoria desde un grupo de Facebook. El evangélico fue el grupo de fe con más líderes reprimidos a causa del 11J.
La represión dejó cientos de presos políticos. Dos familias evangélicas estuvieron entre los rostros más visibles denunciando injusticias judiciales: la de Nadir y Jorge Martín, y la de Andy García.
Esta última fundó y lideró la red de asistencia Ayuda a los Valientes del 11J, para contribuir con suplementos alimentarios y de higiene para los presos políticos. Salió a las calles a exigir libertad, ofreció entrevistas a la prensa, involucró a su iglesia bautista local, donde la madre de Andy era Tesorera, e inspiró a decenas de familias en igual tribulación. Eso tuvo un precio: el padre fue apuñalado, otros familiares detenidos, la casa asediada por turbas de seguidores del socialismo.
Las hermanas evangélicas del 11J, María Cristina y Angélica Garrido se convirtieron en las presas políticas con mayor impacto en la denuncia del sistema penal, a través de los poemas de la primera o por los comunicados frontales que firmaban junto a otras reclusas.
En el ámbito opositor, varias formaciones tuvieron líderes evangélicos. El Partido Republicano de Cuba, al laico Luis Rodríguez —esposo de María Cristina—; el histórico Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, al pastor Manuel Alberto Morejón; el Movimiento Línea Pacífica Democrática, a Rodolfo Noda Ortega por vicepresidente; y el Frente de Resistencia Cívica y Desobediencia Civil Orlando Zapata Tamayo, a Sara Marta Fonseca por vocera.
Las más influyentes organizaciones por la libertad de prensa y expresión en la isla tuvieron entre sus fundadores y directiva a evangélicos[29]. Lo mismo grupos como el Gremio Médico Libre Cubano, clave en la denuncia de semiesclavitud en las Misiones internacionalistas castristas[30], con el doctor Miguel Ángel Ruano como presidente en la tercera década del siglo XXI.
Y, después de tan variado activismo, ¿cómo perciben la comunidad de fe quienes viven en la isla?
Recién pasado el clímax del MoCE, en junio de 2023, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), halló que las religiosas eran las entidades más reputadas de la sociedad[31].
Los cubanos tenían mucha más confianza en ellas (42%) que en cualquier otra, incluyendo grupos pro derechos humanos (19%), medios independientes (16%) y el Estado (13%). El OCDH no halló grandes diferencias en las respuestas al distinguir por grupos etarios, raciales o por sexo.
La encuesta dejaba ver otros elementos interesantes.
Preguntados si “las cosas en el país van en la dirección incorrecta”, la mayoría de encuestados (73%) contestó Sí, pero el grupo más crítico fue el de los creyentes (80%). Un 65% del total dijo que quienes profesan una religión estaban bajo vigilancia barrial, aunque “algo menos acusada” entre fieles católicos y de religiones afrocubanas; el protestante se consideraba el grupo más vigilado. A la vez, estaba mejor informado que otros sobre el rol represivo de la OAR (68%). El OCDH destacó el potencial de iglesias y fieles para abordar la crisis sistémica del país, y dar forma al futuro de Cuba “aprovechando sus experiencias caritativas, educativas y cívicas”[32].
Hasta voces favorables al impulso de la IG admitían el brío cívico evangélico que estalló en 2018.
El autor marxista Maximiliano Trujillo Lemes escribió: “[las Iglesias] tienen hoy voz suficiente para pretender dirimir conflictos y quizás salir airosas. La discusión del proyecto constitucional en el 2018, que devino Constitución de la República al año siguiente, fue expresión de su energía (…). ¡Nada igual se había visto en Cuba, al menos a partir de la década de los 60 del siglo XX!”[33]
El articulista Juan Orlando Pérez aceptó:
El debate de la Constitución fue la oportunidad para que las únicas organizaciones a la vez independientes y legales en el país, las iglesias, desafiaran ya no a los difusos círculos de activistas protegidos por el Cenesex, que son políticamente insignificantes, una presa fácil, sino a un enemigo mucho más poderoso, el propio gobierno, que tan poco preparado estaba para ese reto, que claudicó después de unas pocas semanas de embarazoso silencio y accedió a eliminar el artículo 68 y postergar el debate del matrimonio homosexual (…)
[el movimiento evangélico] ha mostrado una fina capacidad de movilización popular, y una formidable disciplina de mensaje y acción. Ni Raúl ni la Seguridad del Estado se imaginaban lo que esos desconocidos pastores metodistas, bautistas o pentecostales podían hacer. En unas pocas semanas, lograron lo que nadie, dentro de Cuba, había logrado jamás, tan resonantemente, en un tema tan esencial, hacer retroceder al gobierno, obligarlo a cambiar una decisión ya tomada, reescribir una línea de la Constitución.
(…) el evangelismo podría haber sido el principal responsable de que el Sí obtuviera el domingo pasado [24 de febrero de 2019] un resultado tan deslucido en el referendo constitucional, y que casi 2 millones y medio de cubanos se abstuvieran, votaran no, dejaran sus boletas en blanco, o las anularan. No es la victoria aplastante que quería Raúl, sino la confirmación de que parte significativa de Cuba ya no lo obedece ni lo teme[34].
Algo similar reconoció la organización periodística estadunidense The GroundTruth Project:
El cristianismo conservador se ha convertido en una fuerza política en Cuba, asumiendo una agenda que ha caracterizado a evangélicos en otros países como Estados Unidos. Las iglesias se han convertido en una piedra angular de las comunidades cubanas, y en un país con libertad de prensa y acceso a Internet limitados, los líderes religiosos están en una posición única para difundir la oposición política en formas que el país no ha visto en décadas[35].
Amén de esto, sería erróneo ceñir la comunidad evangélica en el valiente, pero estrecho marco de un movimiento cívico. Además de fuerza social, de ella brota esperanza: las buenas nuevas.
En 2022, año de crisis y protesta sin precedentes, Cuba fue el país donde más creció la lectura de La Biblia[36]. El verso más leído fue Isaías 41:10: “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra justa”.
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Para contrarrestar la masiva recogida de firmas del opositor Proyecto Varela, de Oswaldo Payá. ↑
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“‘Sin derecho a la Vida es imposible que haya otros’: evangélicos cubanos contra la pena de muerte” (2022). Diario de Cuba. https://diariodecuba.com/derechos-humanos/1648139847_38338.html.
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Un reporte de la revista El Estornudo menciona 13, pero sólo pude verificar independientemente la participación de diez: Mary Karla Ares, Esteban Rodríguez, Thais Mailén, Félix Modesto Valdés, Nancy Vera Hernández, Yuisán Cancio Vera, Luis Ángel Cuza, Inti Soto Romero, Leonardo Romero e Ibis Alfaro Armenteros, pedían ver al artista Luis Manuel Otero Alcántara, cercado, en huelga de hambre y sed. ↑
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Informe Libertad Religiosa en Cuba (2023). Ídem. La muestra, mil 394 encuestados en 83 municipios de las 15 provincias, tuvo estas proporciones: 11% Testigos de Jehová o miembros de cultos afrocubanos, 20% protestantes, 21% católicos, 22% ateos y agnósticos. Un 23% se declaró “creyente que no practica”, un 22% “creyente que practica de vez en cuando” y un 31% “creyente que practica con frecuencia”. ↑
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